Al alba

Fusilamientos de Txiki y Otaegi

Asociación Cultural Haizea y Sustraiak.

Jon Paredes Manot, de 21 años, murió fusilado por un pelotón de voluntarios de la Guardia Civil en el cementerio de Cerdanyola del Vallés, junto a Barcelona, mientras cantaba el «Eusko Gudariak». Angel Otaegi, de 33 años, fue fusilado esa misma mañana por otro pelotón de la Guardia Civil contra un muro de la cárcel de Burgos. En la localidad madrileña de Hoyo de Manzanares, los militantes del FRAP José Humberto Baena, Ramón García Sanz y José Luis Sánchez Bravo, condenados a muerte en otro proceso «sumarísimo», fueron fusilados por otro pelotón de voluntarios de la Guardia Civil.

El Consejo de Ministros del 26 de septiembre ratificó las condenas a muerte de Txiki y Otaegi, conmutando por cadena perpetua la de Jose Antonio Garmendia Tupa. El 27 de septiembre, coincidiendo con la huelga general convocada en toda Euskal Herria y con el estado de excepción todavía en vigor, varios pelotones de guardia civiles voluntarios ejecutaron a 5 de los 11 condenados, sin aplicación de ninguna medida de gracia por parte de un agónico Franco.

Dos días después de su fusilamiento, en Zarautz se ofició el funeral por Txiki, a pesar de los intentos de las autoridades por impedirlo. Asistieron más de 4.000 personas. Aunque fue enterrado en Barcelona, un año después su cuerpo fue trasladado a Zarautz. En su lápida se pueden leer estas palabras:

“Mañana, cuando yo muera no me vengáis a llorar.Nunca estaré bajo tierra, soy viento de libertad”