La mano de EEUU
de cara a la transición

El apoyo de la potencia americana

Carrero Blanco y Henry Kissinger

El 19 de diciembre de 1973, Henry Kissinger se reunió con el almirante Carrero Blanco, un día antes del atentado de ETA que acabó con su vida. Estados Unidos seguía de cerca la evolución del régimen y el futuro del país, pues lo consideraba decisivo para la defensa de Occidente y de Europa. La evolución posterior a la muerte de Franco no puede entenderse sin la intervención de EEUU y otras potencias occidentales. El franquismo se impuso gracias a la ayuda de Hitler y Mussolini, pero tras la Segunda Guerra Mundial fueron los aliados occidentales quienes posibilitaron la pervivencia de la dictadura. Se desvaneció así la esperanza de una intervención aliada contra Franco, y con el paso de los años se intensificó la colaboración con la dictadura. Ese apoyo hizo posible preparar la transición con antelación, porque tanto el régimen como EEUU no querían que una revuelta democrática hiciera caer el sistema político, como ocurriría en Portugal.

Así, el deseo popular de ruptura no se pudo materializar, y todavía estamos sufriendo las consecuencias de aquella oportunidad perdida.